En el noreste de España, donde el relieve pirenaico se suaviza para dar paso a barrancos y cañones, se esconde un territorio que ha convertido el agua en protagonista: la Sierra de Guara, en Aragón. Este enclave, aún poco conocido fuera de los círculos especializados, se ha consolidado como uno de los destinos más singulares para quienes buscan combinar naturaleza, deporte y emoción.
La historia comienza con una búsqueda casual en Internet, motivada por la curiosidad: ¿dónde practicar deportes acuáticos en Aragón? La respuesta, tras una breve indagación, fue contundente: Guara, con sus paisajes abruptos, vegetación exuberante y aguas cristalinas, es el epicentro del barranquismo en España. Lo que no imaginaba entonces era la intensidad de la experiencia que me aguardaba en el Barranco del Mascún, un cauce que serpentea entre paredes verticales y que se ha convertido en referencia mundial para esta disciplina.

Alquézar, puerta de entrada a la aventura
A hora y media de Zaragoza, el viaje culmina en Alquézar, un pueblo medieval que parece suspendido en el tiempo. Sus calles empedradas y miradores sobre el río Vero contrastan con la oferta moderna de empresas dedicadas al turismo activo. Aquí, el barranquismo no es una actividad marginal: es parte de la identidad local. Negocios como Alquézar Aventura, situados frente al camping del pueblo, organizan salidas que combinan adrenalina y seguridad, siempre bajo la supervisión de guías expertos.
El primer día, el reto fue descender el Mascún. Equipados con neopreno y casco, nos adentramos en un mundo donde la roca y el agua dialogan sin interrupción. Toboganes naturales, pozas profundas y saltos vertiginosos marcan el recorrido. El vértigo inicial se disipa pronto: la sensación de fluir con la corriente convierte el miedo en euforia. Al final del trayecto, el barranquismo deja de ser una curiosidad para convertirse en pasión.
Rafting: la risa y la adrenalina
“Te prohíbo salir de Aragón sin probar el rafting”, sentencia el guía al despedirnos. Y tenía razón. Si el barranquismo es técnica y concentración, el rafting es pura catarsis colectiva. En balsas para cinco personas, el descenso por los rápidos del río se transforma en una sucesión de sobresaltos y carcajadas. La pericia del guía, combinada con nuestra torpeza, hizo de la jornada una experiencia tan segura como hilarante.
Más allá del deporte: cultura y paisaje
Tras dos días de actividad intensa, el cuerpo reclama tregua. Es entonces cuando emerge la otra cara de Guara: la cultural. Alquézar ofrece un patrimonio excepcional, con su colegiata y su entramado urbano medieval, mientras que los alrededores invitan a descubrir ermitas románicas y senderos que se adentran en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, uno de los mayores espacios protegidos de Aragón.
La combinación de aventura y contemplación resume la esencia de este territorio: un rincón donde el agua no solo es recurso, sino relato; donde la naturaleza se convierte en escenario para emociones extremas y, al mismo tiempo, en refugio para la memoria.
Practicar deportes acuáticos en Aragón no es solo una actividad turística: es una inmersión en un paisaje que desafía la rutina y reivindica la fuerza de lo inesperado.
Junio y julio:
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Dirección: Ctra Barbastro s/n, Alquézar, Aragón
Teléfono: +34 974 318 300
Email: ca*****@******ar.com
Website: www.alquezaraventura.com







