Cuando el sol se hunde tras las sierras subbéticas, la caliza de Lucena adquiere el color del pan recién horneado y el aire de la colina se vuelve fresco y perfumado de olivo. Un grupo reducido se reúne a la entrada de la Necrópolis Judía, linternas en mano. El guía habla en voz baja mientras señala lápidas rescatadas del olvido: epigrafía hebrea, fragmentos de plegarias, nombres de familias que convirtieron a Lucena en la ciudad más vibrante y mayoritariamente judía de la Andalucía medieval.
Esa visita nocturna es el alma de la Semana Sefardí de Lucena, una celebración que transforma la ciudad entera en un taller abierto de memoria viva.
Una ciudad nacida de letras hebreas
Lucena es única entre las ciudades de Sefarad. Conocida en fuentes árabes como Eliossana y en hebreo como Elí Hoshana, fue durante los siglos IX-XII una urbe de mayoría judía, algo excepcional en la Iberia medieval. Gobernada por sus propios líderes, produjo gramáticos, juristas talmúdicos y poetas cuyas obras cruzaron el Mediterráneo: Dunash ben Labrat, Isaac ibn Gikatilla o Yishaq ibn Gayyat son solo algunos nombres que aún resuenan en las bibliotecas de Oxford y El Cairo.
El hallazgo en 2006 de su necrópolis, más de cuatrocientas sepulturas perfectamente conservadas, confirmó lo que los textos ya insinuaban: aquí existió una comunidad autónoma, rica y sofisticada. Hoy el yacimiento funciona como un archivo al aire libre donde las inscripciones hablan directamente al visitante culto: fechas, bendiciones, títulos rabínicos y genealogías que dibujan una sociedad refinada y profundamente conectada con el resto del mundo judío
La Semana Sefardí: rigor académico y emoción sensorial
La Semana Sefardí de Lucena no es folclore: es un programa cultural de altísimo nivel que combina erudición con intensidad emocional.
Visitas nocturnas a la Necrópolis Judía: arqueólogos y epigrafistas guían grupos íntimos bajo focos suaves, leyendo en voz alta las inscripciones hebreas y explicando ritos funerarios que conectan el Medievo con la memoria actual. Las plazas se agotan meses antes; reservar es imprescindible.
Conciertos de música sefardí: romances en ladino y repertorios mediterráneos resuenan en patios claustrales y pequeños teatros donde la acústica convierte la voz en testimonio.
Rutas histórico-narrativas: “Lucena Judía: Ciudad de los Poetas” y “Las Mujeres de Sefarad” recorren talleres antiguos, fachadas discretas y lugares donde la leyenda se ancla al ladrillo.
Sesiones gastronómicas: chefs locales reinterpretan recetas medievales —berenjenas con miel, guisos de almendra, hojaldres perfumados de azahar— maridadas con aceites de Lucena y vinos de Montilla-Moriles.
Talleres de astronomía judía: bajo cielos de oscuridad absoluta, expertos recrean las observaciones lunares que regían el calendario hebreo medieval, el mismo que usaron los sabios lucentinos.
La Semana suele celebrarse en septiembre. Consulte fechas exactas en las webs municipales y de la Red de Juderías; la reserva anticipada es obligatoria para necrópolis y conciertos principales.
Más allá del festival: itinerario para el viajero experimentado
- Necrópolis Judía: la joya absoluta de Lucena. Visita guiada imprescindible, preferiblemente al atardecer o en horario nocturno.
- Castillo del Moral y Museo Arqueológico: la fortaleza almohade alberga piezas que contextualizan la vida judía dentro del tejido urbano medieval.
- Barrio de Santiago: el área asociada a la antigua judería conserva callejas estrechas, fachadas artesanas y una atmósfera doméstica que recompensa la deambulación sin prisa.
- Iglesia de San Mateo: gótico tardío y renacimiento, con ornamentación que revela las transformaciones de la ciudad tras 1492.
- Patio del Castillo del Moral al ocaso: uno de esos lugares donde el silencio dorado justifica por sí solo el viaje.

Placeres sutiles y cultura viva
Lucena se recorre a pie y se saborea despacio: talleres familiares donde la alfarería y la talla de madera mantienen técnicas casi medievales; catas de aceite que evocan los vínculos judeo-andalusíes; cafés donde la conversación fluye con la misma naturalidad que hace mil años. Pequeña, hospitalaria y profundamente auténtica.
Integrada en la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad, Lucena participa en proyectos europeos de preservación, educación y en el programa RASGO, que garantiza guías certificados, estándares de hospitalidad y una experiencia que nunca sacrifica la profundidad por el espectáculo. La Semana Sefardí es, sin duda, una de las expresiones locales más brillantes de la red.
Para el viajero culto que busca emoción intelectual y belleza sin filtros, Lucena no es un destino: es un regreso.







