En Valencia, Sagunto demuestra que la memoria no es solo un ejercicio arqueológico, sino una presencia que se impone en el paisaje y en su patrimonio. Acostumbrada a convivir con sus múltiples capas históricas, la ciudad suma ahora un capítulo singular: la recuperación del primer cementerio judío visitable de España, un espacio donde el pasado se ofrece sin artificio y habla por sí mismo.
La historia judía de Sagunto tiene hondura. Fue el centro hebreo más importante del Reino de Valencia y parte de su legado se puede recorrer hoy. De los siglos I y II, se hallaron en el castillo de la ciudad láminas de plomo con inscripciones hebreas, consideradas los indicios más antiguos de presencia judía en la Península Ibérica. Ese hallazgo convierte al castillo en el primer punto de toda visita a la judería.
En la Edad Media, sin embargo, es cuando el protagonismo de Sagunto se acentúa en la historia sefardí. La violencia antijudía de 1391 en Valencia empujó a muchos supervivientes hacia este enclave fortificado, donde la comunidad llegó a rozar las 700 personas. La vida discurría protegida por murallas, en una ladera que albergaba las instituciones esenciales: la sinagoga, la carnicería ritual y la mikve, cuya ubicación en la actual Casa dels Berenguer se conoce con certeza.
Aunque transformada, la judería mantiene la trama medieval. Calles como Sang Vella, Segovia o Ramos son reconocibles para quienes conocen los patrones urbanos sefardíes. El acceso se realizaba por el Portalet de la Sang, único portal medieval que aún conserva su nombre. La sinagoga, documentada en archivos del siglo XV, fue convertida en iglesia tras la expulsión de 1492, pero su memoria persiste en los registros.
El primer cementerio visitable de España
Subir hacia el castillo implica encontrarse con un lugar que no obliga a imaginar: el cementerio judío, restaurado y musealizado en 2009. Allí reposan unas 60 tumbas de los siglos XIV y XV, alineadas con sobriedad, como dictaban las tradiciones funerarias sefardíes.
Las excavaciones iniciadas en 2004 sacaron a la luz ajuares, amuletos y parihuelas de madera utilizadas para trasladar los cuerpos, además de una tipología propia: sepulcros con paredes laterales de piedra. Estos hallazgos permiten reconstruir prácticas rituales apenas documentadas en otros puntos de España.
Desde su apertura, el enclave ha recibido visitantes de todo el mundo, incluidos rabinos y expertos en patrimonio judío, que en 2006 avalaron la recuperación. Junto al cementerio, se conservan hipogeos en la entrada del castillo y otros junto al Teatro Romano, que completan un paisaje funerario excepcional. En 2015, una intervención consolidó los enterramientos y mejoró la interpretación del espacio, evitando que siguieran confundidos con simples oquedades en la roca.
Una ciudad que dialoga con su pasado
La recuperación del legado sefardí sitúa a Sagunto entre las ciudades que han aprendido a proyectarse hacia el futuro. Su adhesión a la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad refleja ese compromiso a la vez que garantiza una oferta turística cultural de calidad con rutas señalizadas y contenidos interpretativos.
A ello se suman reconocimientos recientes: Capital Valenciana de la Romanización, Capital Valenciana de la Cultura, miembro de la Ruta de los Fenicios y de la European Route of Industrial Heritage (ERIH). Además, ha representado a España como único candidato al Sello de Patrimonio Europeo y trabaja en su candidatura para ser Patrimonio Mundial, una ambición que refleja una estrategia clara: situar la cultura como motor de desarrollo.







