A solo 90 kilómetros de Granada y 100 de Córdoba, rodeada por un océano de olivos que brillan como plata líquida bajo el sol jiennense, Jaén guarda uno de los secretos mejor conservados de la historia sefardí. Miembro de la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad y declarada Bien de Interés Cultural, la ciudad combina la monumentalidad de su Catedral renacentista, obra cumbre de Andrés de Vandelvira, con el laberinto íntimo del Barrio de Santa Cruz, la antigua judería. Aquí la memoria no es un capítulo cerrado: es una experiencia que se camina, se escucha y se saborea.
Hasday ibn Shaprut: el hombre que hizo brillar Al-Ándalus
La presencia judía en Jaén se remonta al siglo VII, pero fue con el Islam cuando la aljama alcanzó su apogeo. En el siglo X nació aquí Hasday ibn Shaprut (c. 915-975), médico, diplomático, políglota y nasí (príncipe) de las comunidades judías de Al-Ándalus. Consejero de Abderramán III y Alhakén II, tradujo el Dioscórides, negoció con el emperador bizantino y curó —según la leyenda— la obesidad de Sancho I el Craso, un episodio que lo convirtió en protagonista de la diplomacia peninsular. Mecenas de poetas como Menahem ben Saruq, Hasday impulsó la Edad de Oro de la cultura judía hispana y convirtió Jaén en uno de sus epicentros.
Tras la conquista cristiana de 1246, la comunidad renació con fuerza: en los siglos XIII y XIV llegó a contar con más de 300 familias —casi 1.500 personas—, comparable a la de Sevilla. El declive llegó con los pogromos de 1391 y la creación en Jaén, en 1483, del tercer tribunal de la Inquisición en España, antes incluso del Edicto de 1492.
Recorrido por la Judería de Santa Cruz
El itinerario comienza en la Plaza de Santa María, frente a la Catedral, donde se celebraron Autos de Fe. Desde allí, la calle Maestra, escenario de leyendas como la del Cristo del Amparo, conduce al corazón del barrio:
- Fuente de los Caños y calle Rostro: evocación de la vida cotidiana judía.
- Iglesia de San Andrés: construida sobre la antigua sinagoga mayor.
- Callejón del Gato y Plaza del Doctor Blanco Nájera: donde se alza la Menorá de la Diáspora, primer monumento público en España dedicado a los expulsos, junto a los restos de la Puerta de Baeza.
- Baños Árabes del Palacio de Villardompardo: los más grandes y mejor conservados de Europa, utilizados alternativamente por judíos y cristianos.
Un legado que se celebra con elegancia
Jaén no solo conserva: activa. En 2024 celebró el 20 aniversario de su adhesión a la Red de Juderías con una edición especial de las Jornadas Europeas de la Cultura Judía bajo el lema “El Pueblo del Libro”.
Destacó la presentación en los Baños del Naranjo de *El verdadero nombre de Dios*, novela del jiennense José Manuel Martos (n.º 1 en Misterio Histórico), que parte del hallazgo ficticio de reliquias bajo la sinagoga de San Andrés y despliega una trama internacional con Mossad, arqueología y conspiración. Con prólogo de Mar Moreno (Premio Andalucía de la Crítica 2023), el libro demuestra que la memoria sefardí también puede ser literatura de altura.
El programa incluyó conferencias sobre Hasday ibn Shaprut, conciertos de música sefardí en la Catedral y los baños árabes, y jornadas gastronómicas con almodrote de berenjena, torta sefardí y AOVE de Picual de cosecha temprana.
Información para el viajero
Acceso: 3 h desde Madrid en AVE + enlace; aeropuerto de Granada a 90 km.
Alojamiento: Parador de Jaén (castillo árabe del siglo XIII, 4 estrellas), Hotel HO San Agustín (boutique en palacio renacentista) y casas-palacio restauradas.
Mejor época: primavera (fiesta de los olivos en flor), septiembre (Jornadas Europeas), invierno (luz rasante sobre la Catedral).
Imprescindible: reserva anticipada de cena sefardí-maridada en restaurantes certificados por la Red de Juderías.
En Jaén, la memoria de Hasday ibn Shaprut no está en vitrinas: se respira en el aire cargado de azahar, se escucha en las voces que aún cantan en ladino bajo los arcos de los baños árabes y se saborea en cada cucharada de aceite virgen extra. Para el viajero culto que busca emoción auténtica y belleza sin filtros, pocas ciudades ofrecen un diálogo tan elegante entre pasado y presente.





