León es un palimpsesto perfecto: cada piedra lleva escrita y reescrita la historia de quienes la habitaron. Entre sus capas más profundas late una de las presencias judías más antiguas y dramáticas del norte peninsular: el Castrum Iudeorum de Puente Castro y la judería intramuros del actual Barrio Húmedo. Gracias a la arqueología reciente, a la sensibilidad cultural contemporánea y a una gastronomía que convierte cada tapa en acto de memoria, León se ha convertido en uno de los nodos más inesperados y refinados de la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad.
A apenas tres kilómetros del centro histórico, en la margen izquierda del río Torío, las excavaciones dirigidas desde 2009 por el equipo de la Universidad de León han sacado a la luz uno de los yacimientos judíos medievales más importantes de Europa occidental. El Castrum Iudeorum era una verdadera ciudad judía extramuros, protegida por su propia muralla de tapial y piedra, con calles empedradas, viviendas de dos plantas, talleres alfareros, un mercado cubierto y una sinagoga de la que ya se han identificado los cimientos.
El Fuero de León de 1017, uno de los textos de convivencia más antiguos conservados, otorgaba a los judíos derechos de propiedad, comercio y culto, lo que explica la pujanza de la aljama. Cerámicas vidriadas, molinos de mano, pesas de bronce, llaves, hebillas y hasta un fragmento de lápida hebrea con la inscripción “Shalom al Israel” hablan de una comunidad culta y próspera. Todo terminó en 1196, cuando Alfonso VIII de Castilla, en guerra contra Alfonso IX de León, ordenó el asalto. Las puntas de ballesta incrustadas en los muros, las capas de ceniza y los esqueletos con heridas de arma blanca confirman la violencia del saqueo.
Tras la destrucción, los supervivientes se refugiaron dentro de la muralla romana, en el actual Barrio Húmedo, donde la judería volvió a florecer hasta la expulsión de 1492.
La judería intramuros: un laberinto que aún susurra
El itinerario comienza en Puente Castro (visita guiada imprescindible, con reserva previa) y continúa en el casco histórico:
- Calle Misericordia, Plaza del Grano (antiguo mercado judío), Plaza de San Martín y el evocador Portillo de los Judíos: calles estrechas donde se levantaban casas de dos y tres alturas, talleres textiles y la sinagoga principal, documentada en archivos del siglo XIV.
- Prado de los Judíos, junto al río Torío: espacio vinculado al cementerio medieval.
- Museo de León (Casa de los Guzmanes): sección permanente con lápidas hebreas del siglo XI, objetos de Puente Castro y una maqueta interactiva del Castrum.
- Catedral de Santa María: en sus pinturas góticas del siglo XV aparecen personajes judíos con rasgos estereotipados, reflejo de la ambivalencia de la convivencia tardomedieval.
- Basílica de San Isidoro y su Panteón Real: lugar donde se guardaron temporalmente los restos de algunos judíos notables tras la destrucción de 1196.
Literatura, memoria y emoción
En 2023 se presentó en el Palacio del Conde Luna “Historias y anécdotas de los leoneses sefardíes”, libro infantil-juvenil de Antón Basagoiti ilustrado por Lolo y terminado por sus hijos tras el fallecimiento del dibujante. Un acto de amor familiar que convierte la arqueología en relato y la memoria en legado accesible. El libro se ha convertido ya en material didáctico en colegios de la Red de Juderías.
Cultura sefardí viva todo el año
Jornadas Europeas de la Cultura Judía (septiembre): rutas exclusivas “Del Castrum al Húmedo”, conciertos de música sefardí en el claustro de San Marcos, talleres de cocina medieval (almodrote, dulces de almendra, borekitas) maridados con Prieto Picudo y mencía del Bierzo.
Ciclo “Noches de Sefarad” en el Auditorio Ciudad de León: formaciones internacionales de música ladina y mediterránea.
Visitas teatralizadas nocturnas por el Barrio Húmedo: actores recrean escenas de la vida cotidiana judía del siglo XV.
La mesa como acto de memoria
León es capital nacional del tapeo culto y el Barrio Húmedo es su sanctasanctórum. Algunos de los platos que hoy se sirven en los restaurantes locales traen consigo indicios del paso de cada cultura que habitó la ciudad, entre ellos la judía, pero también otras cuyos sabores merece la pena probar junto a manjares tradicionales.
Uno de estos últimos es la típica cecina de León IGP curada 18-24 meses, así como el cocido maragato “al revés” (primero siete carnes, luego verduras y sopa) o la morcilla de León con piñones, sopas de trucha escabechada, botillo del Bierzo, quesos del Páramo y postres como los Nicanores de Boñar o la tarta de San Marcos. Ciertos restaurantes como “Cocinandos” (estrella Michelin) o “El Palillo” ofrecen menús degustación que incluyen reinterpretaciones sefardíes con productos leoneses.
Información para el viajero
Acceso: AVE Madrid-León (2 h), aeropuerto de León a 10 min.
Alojamiento premium: Parador Hostal San Marcos (5 estrellas GL, antiguo hospital de peregrinos, joya plateresca), Hotel Real Colegiata de San Isidoro (boutique en claustro románico), Palacete Colonial (casa-palacio restaurada).
Mejor época: septiembre (Jornadas Europeas), primavera (luz dorada sobre la Catedral), otoño (vendimia en Bierzo), invierno (León sin multitudes).
Imprescindible: reservar con antelación visita guiada a Puente Castro, cena en Cocinandos o El Palillo y concierto de la programación sefardí.
En León la memoria judía no es nostalgia: es tierra removida que aún huele a historia, piedra que guarda el eco de una sinagoga arrasada y sabores que, nueve siglos después, siguen contando la misma historia. Para el viajero que busca emoción auténtica, profundidad arqueológica y placer sin estridencias, León es, sencillamente, uno de los destinos más conmovedores de la España interior.







