Girona, un centro cabalístico espiritual

Al caminar por las calles de Girona, en Cataluña, rumbo a la Catedral, cualquier visitante intuye la historia que emana de cada adoquín. Las callejuelas sinuosas trasladan al pasado con independencia de las creencias. Girona es un lugar donde edificios, calles e ideas guardan relatos cautivadores. 

Al llegar a lo alto de la plaza de la Catedral, el imponente edificio gótico invita a acercarse. Allí surge la disyuntiva: bajar por la escalinata monumental o internarse por la estrecha calle de la Força. Quien elija esta última opción se dirige, sin saberlo, hacia la puerta del Call de Girona, entrada a un mundo donde arrancó la revolución del pensamiento judío medieval. 

Las circunstancias políticas y la cercanía lingüística a ambos lados de los Pirineos propiciaron un intercambio único entre comunidades judías. Durante el siglo XII, jóvenes estudiantes cruzaban la cordillera como hoy lo hacen los erasmus. En escuelas talmúdicas de Narbona y Lunel se produjo un renacer místico que, partiendo de las enseñanzas racionalistas de Maimónides, dio origen a lo que hoy conocemos como Cábala. 

La Cábala interpreta la naturaleza de Dios, del mundo y los misterios de la creación mediante la lectura simbólica y lingüística de los textos sagrados, combinando mitos y enseñanzas de sabiduría.

Quizá se comprenda mejor ascendiendo por la enigmática calle Sant Llorenç. Tras las rendijas de una puerta de hierro se vislumbra un bello patio privado que perteneció al célebre cabalista Isaac el Ciego, figura clave de su época y padre de los «nuevos principios cabalísticos» que avivaron el discurso religioso y filosófico judío medieval. 

En Girona, cuando la doctrina cabalística solía mantenerse secreta, se vivía a plena luz. Los cabalistas formaban una comunidad espiritual unida por una concepción unánime del mundo. El círculo lo dirigían dos hombres excepcionales: Azriel de Girona y el gran Moshé ben Nahmán, conocido como Najmánides, Ramban o Bonastruc ça Porta, cuyo nombre preside el Museu d’Història dels Jueus de Girona. 

Najmánides fue la máxima autoridad talmúdica y espiritual de su generación. Lideró el círculo cabalístico gerundense y elaboró una extensa obra religiosa y filosófica basada en la meditación y la exégesis de la Torá y el Talmud. Su prestigio llevó a las aljamas de la Corona a designarlo representante en la más célebre controversia de la Edad de Oro española, la Disputa de Barcelona, que terminó de forma trágica. Pero esa es otra historia.